La política actual a través de un conejo

La historia de un conejo que llega a ser el líder indiscutible de su comunidad es el telón de fondo de “Auge y caída del conejo Bam”, la nueva obra del escritor madrileño Andrés Barba. Este relato se convierte en un espejo que refleja nuestra realidad política actual.

Durante su reciente visita a Buenos Aires, tuvimos la oportunidad de charlar con él.

Periodista: Hiciste una fábula política que recuerda a clásicos como “Rebelión en la granja” de Orwell o “Maus” de Spiegelman.

Andrés Barba: La fábula pedagógica tiende a ser el género más aburrido. Aunque, en sus orígenes, como en Apuleyo, la fábula animal era un recurso para abordar verdades intolerables de manera indirecta. Pero hay otra línea, influenciada por Kafka y su “La metamorfosis”, que busca expresar emociones complejas. Spiegelman, por ejemplo, explicó que cuando trató de hacer “Maus” con humanos, no podía manejar su historia por la carga emocional. Al usar animales, pudo desinhibirse y contar lo que realmente quería.

P.: ¿Y cómo surge la historia de Bam?

A.B.: Empecé buscando una manera de explorar temas importantes como la inseguridad, las identidades fluidas, la posverdad. Me interesaba investigar la génesis de un líder político. Bam, al inicio, es como un chamán o un maestro, pero a medida que avanza la historia, me doy cuenta de que no es un ambicioso en busca de poder. Es, más bien, un instrumento de la comunidad, donde todos transfieren sus deseos y odios, hasta que finalmente es devorado por ellos.

P.: Y ahí entra Copito, otro conejo que llega de afuera…

A.B.: Exacto. Copito es el narrador que viene de la calle, un amigo de Bam que se convierte en su contador de historia. Él ayuda a forjar la imagen de Bam, creando tanto su figura histórica como la mitológica.

P.: El mesianismo de Bam me hace pensar en figuras como Putin, Trump o Milei…

A.B.: Es fascinante que en un país como Argentina, donde la religión no es tan prominente, el mesianismo de Milei no lo perjudique. Me intriga cómo se forma esa conciencia mesiánica. Hablando de Obama, me impresionó su lucha interna por cómo capitalizar su identidad racial, y cómo, al final, al ser presidente, su negritud parecía diluirse.

P.: ¿Querías reflejar los actuales modos del populismo?

A.B.: El populismo gira en torno a una promesa constante: siempre vamos a llegar a algo mejor. Pero, cuando ese ideal comienza a hacerse realidad, aparece la decepción. En la Gran Madriguera, los conejos alfa ven con desdén a la democracia y, ante la adversidad, ya no les queda más opción que recordar su grandeza.

P.: ¿Tu libro invita a pensar en la actualidad, como lo hace “Rebelión en la granja”?

A.B.: La obra de Orwell es como un rompecabezas, donde el lector intenta identificar a figuras históricas. En mi historia, no hay referencias directas, pero hay momentos que pueden evocar la dictadura en Argentina, la pandemia o el conflicto en Gaza. Bam puede ser visto como Gandhi, Obama o Milei, dependiendo del contexto.

P.: ¿Por qué Copito culmina con “no sé”?

A.B.: Esa frase refleja nuestra confusión actual. La relación que tenemos con la verdad en el siglo XXI es muy compleja, y el “no sé” de Copito es un eco de esa incertidumbre.

P.: Y en lo personal, ¿en qué estás trabajando ahora?

A.B.: Estoy escribiendo una biografía con un toque borgeano sobre un estadounidense, el primer caso documentado de analgesia, que no sentía dolor y llegó a ser crucificado para demostrarlo.

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